martes, 21 de septiembre de 2010

Imágenes, de Ingmar Bergman


Bilder. Traducido del sueco por Juan Uriz Torres y Francisco J. Uriz.



Bergman tiene un libro de memorias titulado Linterna mágica. Menos descriptible es la naturaleza de este Imágenes, que es una especie de depositario de reflexiones alrededor de sus propios cuadernos de rodaje, recuerdos, detalles biográficos, etc... El libro está dividido en diferentes capítulos con diversas temáticas. Así en Sueños soñadores se habla de Fresas salvajes, La hora del lobo, Persona, Cara a cara... al desnudo, Gritos y susurros y El silencio. Otros capítulos son Primeras películas, Farsas farsantes, Incredulidad-Fe, donde se incluyen comentarios sobre El séptimo sello,Como en un espejo y Los comulgantes.

Se trata de una publicación enormemente interesante, sobre todo para los amantes del cine de Bergman. No es un libro de autoadulación. Sobre su fallida Después del ensayo escribe: "Esto que iba a ser tan divertido y tan pequeño y tan modesto, ¿qué es ahora y qué será? Dos montañas se levantan y dejan caer su sombra sobre mi. Ante todo: ¿quién coño se interesa por este tipo de narcisistas arias introvertidas?". No es la unica vez que Bergman se culpa de narcisismo. En su descargo habría que decir que cualquier obra de arte lleva consigo una pesada carga de vanidad. Al menos a mi me lo parece. No hay creación sin vanidad. Pero bueno, esta peli fue de las últimas que rodó y fue hecha para televisión.

La gran cuestión que me planteé a la hora de leer este libro fue el de la visión de las películas. Cuando lo compré sólo había visto algunas pelis del sueco. Digamos que empezaba a interesarme por su filmografía. Eso fue hace unos meses. Ahora he visto unas 15 pelis de él, y aunque aún me quedan algunas obras maestras como Fanny y Alexander o Secretos de un matrimonio -carencia que repararé en breve- me adentré en la lectura de este interesante documento.

Una de mis pelis preferidas de Bergamn es Persona, de 1965. En ella una actriz encarnada por Liv Ullmann está traumatizada psicológicamente y deja de hablar. Se va a vivir a una isla junto a la enfermera Bibi Andersson. Bergman escribe: "Si se lee el texto de Persona, puede parecer una improvisación. Pero está planificado con extremada minuciosidad. A pesar de ello nunca he hecho tantas tomas durante ningún otro rodaje." Explica el plano de las dos mitades de caras de Andersson y Ullmann, ninguna de las dos se reconocía a si misma "Bibi exclama sorprendida Pero Liv, ¡qué rara estás!. Y Liv dice: Pero si eres tú, Bibi, ¡y estás rarísima!". Claro que en aquel momento no se si Bergman estaba liado con Bibi o con Liv, así que las relaciones durante el rodaje tuvieron que ser peculiares. Sobre Persona escribe Bergman: "hoy tengo la sensación de que en Persona -y más tarde en Gritos y susurros- he llegado al límite de mis posibilidades. Que, en plena libertad, he rozado esos secretos sin palabras que sólo la cinematografía es capaz de sacar a la luz."

Lógicamente uno de los segmentos más apasionantes es el dedicado a El séptimo sello. El origen de esta peli está en una pequeña obra teatral que escribió en Malmo titulada Pintura sobre madera. Antes de ir a los ensayos se ponía el Carmina Burana de Orff a toda pastilla. Gracias al éxito de la comedia Sonrisas de una noche de verano la productora SF le financió el proyecto. Lo que no entiendo es como Sonrisas... tuvo ningún éxito, ¡y hasta un premio especial del jurado de Cannes en 1956! Creo que sólo la salva la hermosa presencia de Ulla Jacobsson. Bergman estaba bastante orgulloso de El séptimo sello: "El S.S. no chirría en ningún sitio. Se puede decir que los descuidos quedan compensados por el hecho de que me atreví a hacer cosas que no osaría hacer hoy." La forma en que se decidió la imagen de La muerte resulta curiosa: "Bengt Ekerot y yo nos pusimos de acuerdo en que la Muerte llevaría una máscara de payaso, la máscara del payaso blanco. Una mezcla de máscara de payaso y calavera. Es un arriesgado numeroso de prestidigitación que igual podía haber fracasado. De pronto aparece un actor con la cara pintada de blanco y afirma ser la Muerte. Aceptamos que es la Muerte en vez de decir: "Bah, déjalo tío, a nosotros no nos engañas (...) Pero nadie protestó. Eso le da a uno valor y alegría."

También se aprecian sombras en la carrera artística y personal del maestro como el intento de suicidio en Suiza que utilizaría en Como en un espejo: "De la terrible y muy palpable situación que viví en Suiza no salió absolutamente nada. Fue un punto final estéril." Bergman reconoce virtudes en la peli:"Superficialmente es el comienzo de algo nuevo", "es una película, desde el punto de vista formal y dramatúrgico, sin reparos." Pero pone pegas a la actuación de Gunnar Björnstrand: "Uniendo nuestras fuerzas logramos hacer un tremendo bodrio".

El huevo de la serpiente es para mi una de las mejores pelis de Bergman. Él también la veía como una peli fallida. Se equivocó de Berlín, de época quizás -los años veinte-. Cuenta el camino que le llevó hasta David Carradine para el papel protagonista. Después de tantear a actores de la talla de Dustin Hoffmann, Robert Redford y Peter Falk el papel fue aceptado por Richard Harris, quien después de un enfado infantil, y un viaje esperpéntico de Bergman a Londres para convencerle, no pudo participar en el proyecto por una pulmonía. Al final Carradine hizo la peli, y aunque Bergman se queja de que estaba siempre dormido por las juergas que se corría, terminó orgulloso de su excelente trabajo y profesionalidad.

En momentos Bergman es tremendamente honesto consigo mismo y con los lectores: "...cuando el alma se siente amenazada, las fuerzas creativas van en su ayuda. A veces tiene éxito como en Sonrisas de una noche de verano, Fanny y Alexander y Persona. A veces, como en El huevo de la serpiente, fracasa." Yo no puedo más que quedar estupefacto ante determinadas confesiones del director. Lo digo porque El huevo de la serpiente me parece una de sus mejores pelis y Sonrisas me parece un auténtico horror. Bergman alude a la defensa que tiene el ego para admitir que algo está mal. Ahí encuentra la explicación de que La vergüenza sea tan dispar:"cuando veo ahora La vergüenza, encuentro que se parte en dos trozos. La primera mitad, que trata de la guerra, es mala. La segunda, que trata de los efectos de la guerra, es buena. La primera mitad es mucho peor de lo que había imaginado. La segunda es mucho mejor de lo que la recordaba." Así escribe que no reconoció el mal de la película mientras hacía el guión, ni cuando rodaba, ni en el montaje: "Que uno en el curso del trabajo no se dé cuenta de que hay un error en la maquinaria depende probablemente de un mecanismo de defensa que se pone en marcha durante el largo y complicado proceso creativo. Este mecanismo de defensa acalla al crítico superego. Con la autocrítica gritando en el oído, el rodaje resultaría probablemente demasiado pesado y doloroso." Leyendo este extracto se puede observar la sinceridad que impregna este libro. Con respecto al sentido de sus palabras se me ocurre decir que Bergman descuida la presencia de un factor fundamental a la hora de valorar una obra anterior, y éste es el de la evolución del artista. Puede que el Bergman que rodara La vergüenza no viera lo larga que era la primera parte, ni lo poco desarrollada que estaba la segunda porque sencillamente su espíritu creativo no se lo pedía en aquel momento. Quizás Bergman no se diera cuenta que el Bergman que revisionó su propia obra era distinto del Bergman que la concibió. Algo parecido pero al revés le sucede con En el umbral de la vida. Temeroso por el recuerdo de lo que él consideraba una de sus películas más flojas Bergman la vuelve a ver muchos años después en su cine doméstico de Faro: "Me sorprende mi agresividad (...) Todo era sincero, cálido, inteligente." Se plantea la idea de lo esencial en Bergman. De todo aquello bergmaniano que persiste en sus obras. Hay un párrafo interesante: "Amo y admiro a Tarkovski y me parece que es uno de los más grandes. Mi admiración por Fellini es ilimitada. Pero me parece que Tarkovski empezó a hacer películas de Tarkovski y que Fellini últimamente ha hecho alguna que otra película de Fellini. Kurosawa nunca ha hecho una plícula de Kurosawa." Bergman se plantea su propia esencialidad, y lo más chocante de este libro es descubrir que Bergman no se siente satisfecho al cien por cien de ninguna de sus películas, lo cual no debe ser sospechoso pues si el arte parte desde la insatisfacción del individuo creo que también termina en esa propia insatisfacción, la insatisfacción de no conseguir lo que se perseguía en realidad.

Un libro muy recomendable y que anima a hacerse con sus memorias Linterna mágica. El libro, además, contiene el añadido de una buena recopilación de magníficas fotografías en blanco y negro de sus pelis y de momentos de los rodajes.

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