lunes, 21 de abril de 2008

Kafka en la orilla, de Murakami




Un joven que se hace llamar Kafka se escapa de casa el día que cumple quince años.

Un viejo idiota habla con los gatos y recibe mensualmente un subsidio del gobernador.

Al final de la segunda guerra mundial un extraño incidente sucede a un grupo de escolares durante una excursión al bosque.

Una bellísima prostituta que estudia filosofía -o más bien una estudiante de filosofía que se prostituye para pagarse los estudios- comenta el discurso hegeliano mientras trabaja.

El trío Archiduque de Beethoven.

Una casa en el bosque.

Dos soldados fantasmas.

Una puerta de entrada que es una piedra de un templo budista.

Un cuadro, una canción, una biblioteca.


Murakami construye una historia surrealista plena de imaginación, emotividad, humor, y de enigmas inherentes al espectro humano como son la identidad, la muerte, ó el pasado, tan solo ensombrecida -por ponerle algún pero- por algún que otro uso lingüístico de dudoso gusto como la forma "a la que" o el verbo "reseguir", pero supongo que esto será cosa de la traducción. En mi humilde opinión es mucho mejor que Norwegian wood.

2 comentarios:

Iris dijo...

Solo he leído Norvegian Wood y me encantó. Aunque leyendo a los orientales (a los japoneses, en concreto), como viendo su cine, siempre me da la impresión de que definitivamente tenemos modos muy distintos de pensar y ser.

un saludo

k dijo...

bueno, en realidad no creo que haya tanta diferencia, las inquietudes resultan ser las mismas: la muerte, la identidad, la soledad, el deseo..., simplemente al estar contextuaizados en su entorno nos parece todo más ajeno -es mi humilde opinión-, además desde hace algún tiempo ambas culturas se alimentan una de otra, desde la influencia de los grabados japoneses en los impresionistas franceses hasta la de Dostoievsky en Oé o de Messiaen en Takemitsu, por ejemplo,
gracias por tu comentario, y un saludo